William James
ISBN13: 978-84-936411-9-1
384 págs. · 14,5 x 21 cm·Rústica
La voluntad de creer recoge una serie de conferencias enlazadas por la defensa del derecho a mantener una posición creyente en materias sobre las que no se dispone o no se puede disponer de evidencia suficiente. Lejos de ser una llamada al irracionalismo, como podría pensarse al leer el infortunado título que escogió James —y cuya elección él mismo lamentó poco después—, el libro argumenta la continuidad última entre la religión y la ciencia en cuanto a la búsqueda de la verdad se refiere, al mismo tiempo que subraya las diferencias que existen entre las tesis defendidas por una y otra a nivel prudencial y práctico. James inicia de este modo un debate con el positivismo que en opinión de muchos empezó ganando, pero en el que quedó relegado durante años a una posición secundaria, al menos en los círculos más académicos, tras la arrolladora llegada del neopositivismo. Es indudable sin embargo que el escenario ha vuelto a cambiar en los últimos tiempos y que el debate está más vivo que nunca, tanto en el ámbito académico como popular; tampoco cabe duda de que la de James es una de las voces que mayor vigor conserva para el debate actual.
Semmelweis
Louis-Ferdinand Céline
ISBN: 978-84-936411-7-7·
128 págs.· 12,5 x 18 cm. ·Rústica
PVP 12,02 € ·
«Todo lo que hacemos aquí me parece absolutamente inútil, las bajas se suceden como si nada. Sin embargo, seguimos operando sin querer saber en serio por qué tal enfermo muere y el otro no en situaciones idénticas».
Semmelweiss, un joven estudiante de derecho nacido en Budapest, acude a Viena en 1837 para terminar sus estudios. Pero al llegar a la capital del imperio, movido por la curiosidad, sigue un curso en el hospital de la ciudad, luego asiste a una autopsia y acaba descubriendo su vocación verdadera. Al cabo de poco tiempo, el joven médico empieza a ejercer en prácticas en uno de los pabellones del hospital de maternidad de la capital austriaca. Allí descubre con horror que entrar en aquel lugar supone una condena a muerte para la mayoría de parturientas. Perseguido por la idea de que sus colegas son, sin saberlo, verdugos, empieza a investigar y pronto ofrece un método para reducir las calamitosas cifras de mujeres muertas. Pero contra lo que cabría esperar, este descubrimiento choca en un primer momento con la indiferencia de sus colegas y luego con un odio creciente que lo llevará a la marginación profesional y a una profunda crisis personal. Sólo años después de su muerte se le reconocerá como el padre de la antisepsia moderna.
Con el relato de la trágica historia de Semmelweiss el escritor francés no sólo denuncia a la comunidad científica del siglo XIX, sino en general la estupidez y la mezquindad humanas: «Supongamos» escribe Céline en su Prefacio, «que hoy aparece otro inocente que se pone a curar el cáncer. ¡El pobre no puede imaginar el tipo de música que le harían bailar en seguida! ¡Sería fenomenal! ¡Ah, qué duplique su prudencia! ¡Ah, más vale que esté prevenido! ¡Qué se ande con muchísimo cuidado! ¡Ah, más le hubiera valido alistarse de inmediato en la Legión Extranjera! Todo se expía, tanto el bien como el mal se pagan, tarde o temprano. Naturalmente, el bien es mucho más caro ».
Es posible que Céline quisiera ver en Semmelweiss a una figura lúcida, marginal, incómoda y denostada como él mismo.
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