Hay en El último día del estornino una invención múltiple de escritura, texto, autoría y lector, llamada a desestabilizar las tradiciones poéticas de la literatura cubana del último medio siglo. No está solo, por cierto, Fernández Fe en esa empresa (…), pero ya es, acaso, uno de los que mejor personifican el arribo del siglo XXI a la literatura cubana.
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